viernes, 18 de septiembre de 2009

Una de cal, una de arena

Veo una bandera grande. La llevan entre dos hombres. Una mujer camina junto a ellos. Detrás, la multitud.

La bandera tiene tu rostro. Más atrás, otro estandarte dice: "Entre todos te estamos buscando".

Todavía me acuerdo, cuando el dedo índice de tu mano acorraló al crápula. Indicándole, al país y al mundo, que tipo de monstruo estaba entre nosotros. Tu valor contagio a los magistrados que lo condenaron a perpetuidad.

Tus manos, las mismas que levantaron tantos ladrillos, abrieron los cimientos de la esperanza. Vos sabés que tu pueblo nunca dejó de cantar: "¡Cómo a los nazis/les va a pasar/adonde vayan/los iremos a buscar!" Y ese día cantó más fuerte.

Pero nunca llegaste a la cita. Tus compañeros, presintieron.

La existencia de la hidra, otra vez, se hizo realidad.

Dicen que en Los Hornos el tiempo se repitió. Aquel, de cuando a mujeres y hombres se los devoraba el río. Un río turbio, marrón, como la conciencia de cada una de las cabezas de la bestia. Hidra de uniforme y charreteras. De beso frío, más frío que el de la muerte.

Tres años pasaron. Tres años sin tu presencia. Tres años, por segunda vez. Tres años de mierda en los que la (in) justicia nos muestra sus dientes de chacal hambriento y asesino. Y mientras tanto, la hidra burlona se regocija en su podredumbre. Intenta mostrarse vencedora.

Pero no es cierto. Esta vieja; decrépita; abandonada. Temerosa de la espada. Sabedora de que algún día un Hércules la hará sucumbir decapitada.

Cómo el día aquel, en que Jorge Julio López al asesino Etchecolatz lo señalara.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Carta al compañero Mempo

Esta carta fue escrita luego de haber leído "Carta al compañero Pino", del escritor Mempo Giardinelli; publicada en el diario Página 12 del día martes 15 de septiembre de 2009. La misma fue remitida a la redacción de dicho medio al día siguiente.

Por Carlos Mariano Poó

Estimado Mempo: Aunque no nos conocemos debo decirle que siento por Usted un enorme aprecio. Al igual que por el compañero Pino Solanas. Yo también los acompañé, como lo hicimos miles de argentinas y argentinos, en la resistencia contra el gobierno de Menem, dos veces electo por el voto popular, que impulso a fondo el proceso de transformación neoliberal del estado. Ese proceso tuvo sus consecuencias en nuestra sociedad. Todavía las estamos pagando. Demás no está decir, que encuentro las raíces de dicho proceso en el terrible golpe de estado que fuera perpetrado por las FF.AA. de nuestro país contra el gobierno de la Sra. Estela Martínez (viuda de Perón) en 1976. Pero, a diferencia de Usted, discrepo con la posibilidad de barajar o alentar alianzas para elecciones y mucho más si las mismas se realizan con el objetivo de “sepultar a alguien”. Ya que debo recordarle que en nuestra triste historia reciente eso ya lo hicimos, en 1999 para ganarle a Duhalde y “enterrar” al menemismo. Creo que aun debemos la autocrítica correspondiente, porque lo único que sepultamos fueron los compañeros que cayeron combatiendo durante la rebelión de diciembre de 2001 contra el gobierno de Fernando De la Rúa.

Si debo decir que comparto con Usted que Pino Solanas tiene mucha razón cuando plantea (en la tele, en la radio, en cada lugar donde va a dar una charla, en sus películas, o en una simple discusión de vecino, como las que seguramente tendrá, al igual que nosotros) que hay que nacionalizar Telecom (y Telefónica); que con los dineros públicos no hagan negocios los privados; que debemos nacionalizar el petróleo; que tenemos que revisar cada centavo de la maldita y espuria deuda externa etc., etc. Y también comparto que Pino Solanas fustigue al matrimonio Kirchner por sus desprolijidades, oscuridades y posibles corruptelas. Aunque quisiera agregarle que la doble moral y el doble discurso también son objetables. No me da la sensación que el compañero Pino Solanas exagere cuando compara al kirchnerismo con el menemismo. Mucho menos si tenemos en cuenta que los trazos gruesos de la política de gobierno que transformaron el estado y la sociedad argentina todavía se mantienen con su secuela de hambre, desocupación, flexibilización laboral y exclusión social. No hace falta ser un “sesudo analista” político para saber de qué estamos hablando. Sólo sería necesario pararse y hablar con los albañiles, las amas de casa, los carpinteros, las periodistas, los médicos, las jubiladas, los peones de campo, las desocupadas, los productores agropecuarios, las maestras y la mayor parte del pueblo argentino que todos los días se levanta a trabajar con la esperanza y la voluntad de transformar nuestra Nación y se acuesta para soñar un futuro mejor para nuestro Pueblo. Y esto lo traigo a colación ya que considero que nuestra Nación y nuestro Pueblo no se han merecido jamás los presentes de miseria y opresión a los que nos han sometido distintos gobiernos al servicio de cualquier tipo de interés, menos de los intereses populares.

Usted dice que hay enormes diferencias entre el kirchnerismo y el menemismo. Prueba de ello, en su carta, da tres o cuatro ejemplos: dice que los Kirchner fueron erráticos y desacertados con la propuesta del Tren Bala pero no fueron ellos los que desmantelaron el sistema ferroviario nacional. Reconoce que los Kirchner son esquivos y que tienen doble discurso pero la Corte Suprema la adecentaron ellos. Califica de ejemplar la política de Defensa y menciona los cambios en educación en contraste con la destructiva Ley Federal de Educación de los noventa.

Ahora bien, yo me pregunto: ¿los Kirchner no tienen ningún tipo de responsabilidad con el desguace y venta de los trenes o con las transformaciones educativas de lo que podríamos denominar “la segunda década infame”? ¿Ellos no ocupaban, ya en ése momento, cargos prominentes dentro del aparato de estado? ¿No era él gobernador de la provincia de Santa Cruz y ella diputada nacional? ¿Cuántas veces los escucho realizar encendidas defensas a favor de Ferrocarriles Argentinos o cuántas veces presentaron proyectos alternativos y en oposición a la desangelada Ley Federal de Educación qué, se cae de maduro, no solamente es patrimonio de Menem, Decibe y García Solá sino de muchos otros más que celebraban estas “transformaciones” del estado y la sociedad con pizza y champagne? ¿Cuál es la política de defensa ejemplar a la que alude cuando las fronteras de nuestro país son un colador roto qué no retiene nada y qué deja pasar cualquier cosa? ¿La qué se subordina a fuerzas extranjeras cómo lo hicieron cuándo se cedió parte del espacio aéreo de nuestro país al control de militares norteamericanos durante la Cumbre de las Américas realizada en la ciudad de Mar del Plata? ¿La qué permite que jóvenes pilotos terminen estrellándose con sus aviones Mirage como sucedió en Tandil durante un acto gracias a la histórica ausencia de presupuesto para el mantenimiento de nuestros aviones de combate? ¿O hace referencia a la que tiene los radares de control aéreo fuera de servicio la mayor parte del día? Y sobre la justicia ¿no considera Usted qué la Corte pudo haber sido modificada, al menos en parte, por la movilización de un pueblo qué clama y exige justicia y qué ya no aguanta más? ¿Por qué siempre, para bien o para mal, los intelectuales argentinos ven qué los cambios o las transformaciones son concesiones de los poderosos de turno a los sectores populares? ¿Nunca el pueblo conquista nada con sus luchas o es tan exiguo el poder que surge de sus organizaciones?

No voy a soslayar la política de derechos humanos realizada por el gobierno de los Kirchner. Está representó indudables avances, pero no olvido que tanto Néstor y Cristina, ambos abogados, jamás se comprometieron anteriormente con la lucha para esclarecer cuál fue el destino qué corrieron los 30.000 compañeros desaparecidos. Ni qué hablar de Jorge Julio López. Que recién se interesaron en el tema cuando llegaron a la Casa Rosada y luego de más de veinticinco años de lucha inclaudicable de todas las organizaciones de derechos humanos, más las organizaciones sociales y políticas que acompañaron a las primeras durante las épocas en que muchos miraban hacia otro costado. El resultado de la política que actualmente tenemos en materia de derechos humanos sola y únicamente se la debemos a las organizaciones de derechos humanos, a los sobrevivientes, a los familiares, a los presos políticos quienes rodeados de la solidaridad de una gran parte del pueblo argentino han logrado vencer no sólo a la dictadura, sino que incluso han vencido el olvido y hasta las leyes de impunidad que una democracia abdicante les otorgara a los represores en las postrimerías de la primavera alfonsinista y en lo que claramente fue el comienzo del invierno, invirtiendo la necesaria relación de que aquella debía seguirle el verano.

No pongo en duda su honestidad. Tampoco lo acuso de kirchnerista, porque aunque Usted así lo fuese, ese simple hecho no constituye nada malo ¿Cuál sería el problema de qué Usted fuese kirchnerista? Ninguno. Pues para eso estamos en democracia y en ella la gente tiene la sana costumbre de opinar distinto, muchas veces muy distinto y eso es lo mejor que nos puede pasar. Pero disiento con Usted en que los Kirchner representen una izquierda. Este argumento, además de a Usted, también se lo he escuchado expresar a muchos dirigentes del campo. No entiendo a qué se refieren con izquierda. Toda mi vida creí que la izquierda luchaba por imponer la dictadura del proletariado y creo que ese debe seguir siendo el objetivo. Si eso fuese así y si el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner fuese de izquierda ¿No le parece qué en vez de estar discutiendo si retenciones a la soja, sí o no, quizás debiéramos estar discutiendo reforma agraria ya?

Yo también le escribo a Usted como un argentino más, como un buen hijo de vecino que quiere expresar su pensamiento y que al igual que Usted quiero hacerlo público. Nuevamente, disiento con Usted porque no considero que Pino Solanas tenga una posición política, que podemos compartir o no, solamente por “ceguera”. Creo que argumentos y razones le sobrarán como también las tendrán las personas que le acompañan. Razones que en tantas y tan trascendentales cuestiones, como las que hemos venido tocando a vuelo de pájaro en nuestras cartas, tanto el señor Pino Solanas como sus compañeros han sabido expresar y defender. Y eso se manifiesta en la excelente performance electoral que tuvieron en la última elección legislativa en la Ciudad de Buenos Aires. El pueblo no vota a Solanas y sus compañeros por lo que dicen, solamente, sino por lo que han hecho toda su vida. Cómo cuando él enfrentó a las petroleras en plena época de privatizaciones siendo blanco y víctima de las agresiones que Usted señalara en su carta. Pero debo recordarle que, mientras Usted estaba en la vereda del sanatorio donde internaron a Pino Solanas, otros estaban llevando adelante el proceso de privatización más vergonzante que se haya realizado en la historia de país alguno, como fue el reviente de nuestra querida y estratégica Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Y en eso lo acompañaron a Carlos Saúl Menem (a quién por entonces consideraban como el mejor presidente de la historia) y no a Pino Solanas.

Tiene razón. Pino Solanas no debe ofenderse porque la ceguera no es insulto. Pero tampoco es, simplemente, la imposibilidad de ver. Por el contrario, es una capacidad diferente que aguza otros sentidos y que permite percibir las cosas de una manera muy distinta a la que tienen las personas que pueden ver.

Creo, con todo respeto, que Usted no tiene en cuenta lo siguiente:

1. Que éste es un proyecto continuador, que no rompe con los proyectos anteriores porque vacila, porque no esta convencido de que debe avanzar a favor de los intereses del pueblo argentino ¿Por qué hoy solamente nuestro país tiene la oportunidad de sancionar un régimen nuevo de medios? Hace ya más de seis años que los Kirchner gobiernan ¿por qué, ahora o nunca? Tiene razón cuando dice que la ley de radiodifusión debe ser cambiada (aunque debo aclararle que no es de Videla sino del Proceso de Reorganización Nacional del cual él formó parte). Pero no entiendo por qué afirma que Pino Solanas “y los que le responden” (yo creo que responden a un proyecto no a una persona) si “no votan esta ley, de hecho y aunque quieran diferenciarse, serán responsables de que sigamos regidos por esa ley infame, la 22.285 de la dictadura” ¡No veo que ponga el mismo énfasis para juzgar otras cosas! Creo que algo de subjetividad hay detrás de semejante acusación y que Usted no mide a todos con la misma vara.

2. Es cierto, “a millones de compatriotras nos importa un pito la pelea entre Clarín y Néstor K”; pero lo de que esta ley será una ley antimonopólica la verdad sólo me deja ver su ingenuidad. En la Argentina ya existe una ley contra los monopolios lo que no quiere decir que estos no sigan existiendo. Por el contrario, en los gobiernos militares y civiles, los monopolios han gozado de muy buena salud. Inclusive algunos han usufructuado del patrimonio público en su puro y exclusivo beneficio y en perjuicio de todo el pueblo argentino. O es qué acaso considera que la única posibilidad de participación de los sectores marginados (yo los denominaría populares) es los restringidos marcos y escasos márgenes de una ley. En nuestro país, como en tantos otros, nuestro pueblo y su clase obrera no necesitaron leyes de medios para darse a entender. Para eso sólo hace falta convicción, voluntad y mayorías. Tres atributos que en algunos casos el kirchnerismo ha ido perdiendo y en otros nunca los tuvo.

Entonces, Mempo ¿todo se reduce a una mera cuestión de maquillajes y diferenciaciones entre oficialistas y opositores? ¿No hay una ideología que pueda sustentar un proyecto de ley de medios audiovisuales que los considere patrimonio público? Porque no alcanza con que Cristina Fernández de Kirchner diga quedan afuera las telefónicas ¿Alguna vez le preguntaron al pueblo argentino en un plebiscito qué quiere hacer con sus medios (porque los canales de televisión abierta cuando yo era chiquito recuerdo que eran del estado), o con su petróleo, electricidad, transporte, recursos marítimos, vivienda, salud, educación o con la eterna deuda externa?

No me da la sensación de que nadie éste escupiendo sobre su propia historia. Por el contrario. Cada uno la está representando de la manera más consecuente posible. Ni Pino Solanas es un traidor; ni los Kirchner son el Movimiento 26 de Julio (y eso qué era heterogéneo); ni la ley de medios es la Revolución Cultural China.

¿Usted cree realmente que los Kirchner no han formado y siguen siendo parte de “esos sectores que siempre frenan el carro de la Historia”? Usted dice que esta ley es de “cientos de organizaciones y de miles de personas y comunicadores que venimos luchando y haciendo docencia desde hace muchos años” y solicita que “sería bueno que eso se respetara; que usted (por Solanas) y los diputados que le son leales lo tuvieran en cuenta”. Ahora bien, ¿eso invalida el hecho de que mucha gente no necesariamente pueda estar de acuerdo desde posiciones de izquierda o inclusive progresistas? ¿O es que acaso todo lo que se opone al gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner es derecha?

¿Por qué insistir en una ley que Usted mismo reconoce “como necesaria… aun con sus errores”? Yo le pregunto Mempo ¿No sería más razonable discutir y modificar los errores que sabemos contiene de antemano un proyecto de ley? ¿Usted se da cuenta del absurdo qué estamos discutiendo? ¿Qué es eso de “todo va a ser mucho peor si la rechazan”? Lo único que lamento de todo esto es que me doy cuenta, tristemente, de que en mi país parece ser que Lilita Carrio no es la única apocalíptica ¿Qué es eso de “Dios o el destino, o el ignoto Ojalá quieran que usted y los suyos no se equivoquen. Porque va a ser un error fiero. De consecuencias peores que cualquiera que usted imagine para este país después de esta ley”, Mempo?

Creo que la Argentina está llena de Astrólogos, parafraseando a Arlt. Porque, a decir verdad, después de la aciaga dictadura NADA PUEDE SER PEOR EN NUESTRO PAÍS.

Ahora entiendo porque uno de sus libros lleva por nombre “La revolución en bicicleta”. Porque lamentablemente, Usted, al igual que éste gobierno considera que, nuestro Pueblo y nuestra Clase Obrera, para transitar la senda de la liberación política, económica y social de nuestra patria, el único medio con que cuenta es una Fiorenza rodado veintiocho.

Por favor, no se ofenda por mis palabras. Lejos de mi ánimo está el provocar a Usted perjuicio alguno. Solamente quiero decir lo que, quizás, muchos compatriotas sienten y no pueden expresar. Además de defender a Pino Solanas, independientemente de lo que él y su partido piensen y voten ya que lo considero una persona honesta. Pero dejémonos de macanas y por una vez en la vida hagamos lo que tenemos que hacer dejando de lado tanto dramatismo. Porque como dijo el libertador San Martín: “Serás lo que debas ser o sino no serás nada”.

Desde ya le digo, como manifesté al principio, que nada cambia mi estima hacia su persona. Ojalá algún día podamos compartir un buen asado y podamos reírnos, a mandíbula batiente, de lo que hoy nos crispa.

Me despido con un saludo atento, respetuoso y cordial.

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